21/3/10

Turmalina



La Turmalina es la piedra de los mil colores. Es asombrosa la capacidad de transformación de este mineral y la gran variedad de formas y colores que presenta. Siendo todas ellas el mismo mineral, la podemos encontrar desde el negro más intenso hasta bellísimos colores verdes, rojos, azules, amarillos y finalmente en la variedad multicolor llamada “turmali”, de ahí viene su nombre, todos ellos mezclados. Se presenta en matrices junto con cuarzo, mica y feldespato.

En la antigüedad era fácil confundirla con otras piedras, como esmeraldas, rubíes, zafiros, hasta que más tarde pudo determinarse que todas estas variedades correspondían a la Turmalina.
De todas estas variedades, la más común es la turmalina negra o Schorl. Forma cristales finos y alargados con estrías paralelas que conducen la energía. Básicamente es una piedra de protección por su capacidad para rechazar la energía negativa y crear, al mismo tiempo, un campo energético de seguridad que nos inmuniza contra agresiones externas.

Aunque su posición natural seria colocarla en el primer chacra, base o Raíz, podemos utilizarla en cualquiera de ellos ya que canaliza la energía y la transmuta. Siempre debería estar presente en un proceso de sanación y armonización por sus propiedades de alineación con las energias de nuestro planeta.
Es aconsejable llevar siempre una en algún bolsillo del pantalón o bien en forma de colgante. Si la usamos como forma de protección es conveniente lavarla frecuentemente.

La Turmalina Sandia, rosa envuelto en verde, es una piedra activadora del chacra del corazón. Además de su gran belleza, promueve la ternura, el Amor incondicional y la alegría.




En su forma multicolor, al contener todos los colores, nos sirve para conectar con la Totalidad y a elevarnos a estados superiores de consciencia. La simple contemplación de una varita de Turmalina multicolor, llena de matices, luces y colores, nos sirve para adentrarnos en Universos llenos de belleza, capaces de transformar nuestro interior.

Albert

13/3/10

Sentimiento



Hoy te sentí de nuevo

pequeño, temeroso, triste…

Hoy te sentí perdido,

Angustiado y lloroso…

Y de nuevo te he acogido,

te he abrazado y te he mimado.

Yo sufro cuando tú sufres,

yo lloro cuando tú lloras,

yo temo cuando tú temes.

También amo cuando tú amas.

Quédate tranquilo y sereno

acurrucado en mí pecho.

Yo te daré la paz

Te daré alegría, seguridad.

Siempre estaré contigo.

Mi dulce, mi pequeño,

mi amado CORAZÓN

MARÍA




7/3/10

FLORES DE BACH



LA HISTORIA DEL CAMINANTE. UNA ALEGORÍA DE LOS REMEDIOS

Erase una vez hace ya mucho tiempo que dieciséis caminantes se dispusieron a hacer un viaje a través del bosque.
Al principio iba todo bien, pero después de que hubieran recorrido un buen trayecto comenzó uno de ellos, la Agrimonia, a preocuparse de si habían escogido el camino correcto o no. Más tarde, después de comer, cuando iba oscureciendo cada vez más, el Mímulo tuvo miedo de que hubieran perdido el camino. Cuando se puso el sol y la oscuridad era cada vez mayor, comenzando ya a oírse los ruidos nocturnos del bosque, tuvo el Heliántemo miedo y fue presa del pánico. En medio de la noche, cuando todo se había vuelto totalmente oscuro, la Aulaga perdió todas sus esperanzas y dijo: “No puedo seguir. Continuad vosotros, yo prefiero quedarme aquí, donde estoy hasta que la muerte me libere de mi padecimiento.”
Por otra parte, el roble, aun habiendo perdido todas las esperanzas y creyendo no volver a ver más la luz del sol, manifestó: “Lucharé hasta el último momento”, y continuó luchando denodadamente.
El Scleranthus poseía todavía una ligera esperanza pero, a veces, era presa de una inseguridad e indecisión tan grande que en un momento quería tomar un camino y, al mismo tiempo también deseaba tomar otro diferente. La Clemátide Común caminaba despacio y pacientemente, sin preocuparse demasiado sobre si caería en el sueño eterno o lograría salir del bosque. A veces, la Genciana animaba un poco a los otros pero, en otras ocasiones, volvía a ser presa de la desesperación y de la depresión.
Los otros caminantes no tuvieron jamás miedo de no lograrlo y quisieron ayudar a su manera a sus acompañantes.
El Brezo estaba totalmente seguro de conocer el camino y quiso que todos los demás le siguieran a él. A la Achicoria no le preocupaba el final que pudiera tener esa excursión, pero sí el estado en que se encontraban sus acompañantes: si les dolían los pies, si estaban cansados o si tenían comida suficiente. La Ceratostigma no tenía especialmente una gran confianza en su capacidad de enjuiciamiento y quería probar cada camino para poder estar segura de no ir en la dirección falsa. La humilde y pequeña Centaura quería aligerar tanto la carga que estaba dispuesta a llevar el equipaje de los otros. Desgraciadamente, y por regla general, se suele llevar la carga de aquellos que se encuentran en la mejor situación para llevarla ellos mismos, ya que éstos son siempre los que más se quejan.
El Agua de Roca estaba totalmente entusiasmada por ayudar, pero deprimía un poco al grupo porque criticaba todo lo que ellos hacían mal y conocían el camino. La Verbena también conocía el camino muy bien, aunque estaba un poco confusa y se explayó en detalles acerca de cuál era el único camino correcto que conducía fuera del bosque. También la Impaciencia conocía muy bien el camino de regreso a casa, lo conocía tan bien que era muy impaciente con aquellos que caminaban más despacio que ella. La Violeta de Agua ya había recorrido el trayecto una vez y conocía el camino correcto, adoptando una actitud orgullosa y altanera porque los otros no lo conocían. Para ella, los otros eran inferiores.
Finalmente, todos lograron salir ilesos del bosque. Ahora viven como guías para todos aquellos caminantes que nunca han hecho ese viaje y, como conocen la oscuridad y el camino a través del bosque, acompañan a los caminantes en calidad de “valientes caballeros”. Cada uno de los 16 acompañantes aporta los ejemplos necesarios enseñando, al mismo tiempo y a su manera, la lección correspondiente que de ello se deriva.
La Agrimonia camina totalmente despreocupada y hace chistes sobre cualquier cosa. El Mímulo jaspeado ya no conoce el miedo. El Heliántemo común mismo, es un ejemplo de serenidad en la más plena oscuridad. La Aulaga relata a los caminantes durante la noche los progresos que harán cuando el sol se levante de nuevo la mañana siguiente.
El Roble permanece inamovible en medio de la tormenta más fuerte. Los ojos de la Clemátide están radiantes de alegría al acercarse el final del viaje. Ya no hay dificultad o revés que pueda desanimar a la Genciana.
El Brezo ha comprobado que cada caminante debe recorrer su propio camino y marchar tranquilamente por delante para mostrar que eso es posible. La Achicoria, que siempre ha esperado poder tender una mano a aquel que lo necesita, lo hace ahora sólo cuando se lo piden y de forma sosegada. La Ceratostigma conoce perfectamente los estrechos senderos que no conducen a ninguna parte, y la Centaura Menor sigue buscando al más débil, que lleva la carga más pesada.
El Agua de Roca ha olvidado hacer reproches a los demás y ahora ocupa todo su tiempo en darles ánimos. La Verbena ya no echa sermones, sino que indica tranquilamente el camino. La Impaciencia ya no conoce la prisa, sino que camina lentamente tras el último para mantener con él el ritmo. Y la Violeta de Agua, más ángel que persona, roza como un cálido soplo de viento o un fabuloso rayo de sol a todo el grupo, bendiciendo a cada uno de ellos.

Edward Bach

1/3/10

AMATISTA



La Amatista es una de las piedras semipreciosas más populares. Es una de las variedades del cuarzo y su coloración va del violeta pálido al color purpura. Su color violáceo se debe al oxido de hierro que contiene. Suele encontrarse en filones, formando drusas, o en geodas que son formaciones esféricas, tapizando el interior de sus paredes.

Como hemos visto anteriormente en otras variedades de cuarzo, su utilización ornamental se remonta al inicio de las antiguas civilizaciones. Era de uso común en egipcios, griegos y romanos, sabedores de las propiedades que a continuación relataremos.

Antiguamente, se le atribuían propiedades moderadoras del efecto del alcohol por que su nombre “amethystos” provenía del griego y significaba “no bebido”. Esta es precisamente una de sus principales cualidades ya que se asocia a la claridad de la mente, a la rectitud y a la sensatez. Favorece la armonía y el equilibrio mental lo que al mismo tiempo, contribuye a la relajación emocional y física de nuestro cuerpo. Siendo la Hipófisis la glándula Maestra, la Amatista activa el metabolismo y el sistema endocrino, la producción de hormonas y protege el sistema inmunológico

En el plano espiritual, su asociación con el sexto chacra “Ajna”, permite la apertura del Tercer Ojo y por lo tanto la intuición y el desarrollo de los poderes psíquicos y extrasensoriales.
Favorece la meditación y la focalización de la energía mental. Su efecto relajante contribuye a mejorar el descanso y por lo tanto a evitar el insomnio y las pesadillas, propios de mentes hiperactivas. Mejora la capacidad auto curativa, propicia la posibilidad de soñar y posteriormente la interpretación de los sueños. La Amatista es el cuarzo de la transformación.
Ayuda a transmitir las señales neuronales por lo que beneficia la capacidad de comprensión y asimilación y por lo tanto el aprendizaje de cualquier materia.

Siendo la piedra espiritual, por excelencia, era utilizada engarzada en los anillos de los Pontífices, aquellos que establecían puentes entre el mundo espiritual y el mundo real o cotidiano. Aun, hoy en día, es utilizada por Papas, Obispos y en general por personas dedicadas a la espiritualidad.

La Amatista bloquea los fenómenos geopatológicos dentro de nuestros hogares, por lo que es conveniente utilizarla junto al Cristal de Roca y el Cuarzo Rosa, formando conjuntos protectores y activadores de las energías ambientales. En nuestra habitación ayudara y favorecerá nuestro descanso.

Colocada encima del tercer ojo, alivia los dolores de cabeza provocados por tensiones emocionales, relaja la musculatura craneal y evita la aparición de arrugas características de fruncir el entrecejo.
Desbloquea los miedos, los sentimientos de culpa y las ansiedades anímicas que contribuyen al estrés y a la fatiga mental.

Potencia la espiritualidad, abriéndonos como canal hacia el Universo. Coloca una Amatista en el chacra del tercer ojo y visualiza como desde tu mente, se abre un túnel de luz. Atrévete a ver con tus ojos cerrados, a oír sin tus oídos, a percibir simplemente. Imagínate envuelto por un aura de color violeta, siente como la energía que penetra por tu chacra corona, te llena de Luz, de Paz…

ALBERT